Walter Benjamin a propósito de la fotografía de Atget



Walter Benjamin

Estos fragmentos extraídos de la obra Sobre la fotografía de Walter Benjamin, editorial Pre -Textos, se detienen en la obra del fotógrafo parisino Eugenne Atget y el aura (y su desmantelamiento) en la fotografía.


"Atget fue un actor que, asqueado de su oficio, lavó su máscara y se puso luego a desmaquillar también la realidad. Vivió en París, pobre e ignorado; malvendió sus fotografías a aficionados que apenas podían ser menos excéntricos que él, y hace poco ha muerto, dejando una obra de más de cuatro mil fotos. Berenice Abbot, de Nueva York, las ha recogido, y enseguida aparecerá una selección en un volumen que destaca por su belleza y que ha estado al cuidado de Camille Recht.
Los publicistas contemporáneos "nada sabían de este hombre que iba y venía por los estudios con sus fotografías, que las malvendía por cuatro perras, a menudo no más que al precio de aquellas
tarjetas que, hacia 1900, mostraban imágenes embellecidas dc ciudades sumergidas en una noche azul con una luna retocada. Alcanzó el polo de la suprema maestría; pero en la maestría enconada de un gran hombre que vivió siempre en la sombra, omitió plantar su bandera. Así no pocos creerán haber descubierto el polo que Atget pisó antes que ellos".

De hecho, las fotos de París de Atget son precursoras de la fotografía surrealista, tropas de avanzada de la única columna realmente importante que el surrealismo pudo poner en movimiento. El fue el primero que desinfectó la atmósfera sofocante que había esparcido el convencionalismo de la fotografía de retrato en la época de la decadencia.



Atget Pantheon


Saneó esa atmósfera, la purificó incluso: introdujo la liberación del objeto del aura, mérito éste el más indudable de la escuela de fotógrafos más reciente. Si Bifur o Variété, revistas de vanguardia, no presentan, bajo el título de "Westminster", "Lille", "Amberes" o "Breslau", sino detalles, ya sea un trozo de una balaustrada, o la copa pelada de un árbol, cuyas ramas se entre-cruzan en direcciones varias con las farolas de gas, o un muro de defensa, o un candelabro con un cinturón salva-vidas que lleva el nombre de la ciudad, se trata siempre de matizaciones literarias de temas que ya había descubierto Atget.

Mannequin-Atget


Este buscó lo desaparecido y apartado, y por eso se levantan dichas imágenes contra la resonancia exótica, esplendorosa, romántica de los nombres de las ciudades; aspiran el aura de la realidad como agua de un navío que se va a pique.

¿Pero qué es propiamente el aura? Una trama muy particular de espacio y tiempo: irrepetible aparición de una lejanía, por cerca que ésta pueda estar. Seguir con toda calma en el horizonte, en un mediodía de verano, la línea de una cordillera o una rama que arroja su sombra sobre quien la contempla hasta que el instante o la hora participan de su aparición, eso es aspirar el aura de esas montañas, de esa rama. Hacer las cosas más próximas a nosotros mismos, acercarlas más bien a las masas, es una inclinación actual tan apasionada como la de superar lo irrepetible en cualquier coyuntura por medio de su reproducción.

Le Cirque-Atget

Y resulta innegable que la copia, tal y como la disponen las revistas ilustradas y los noticiarios, se distingue de la imagen. La singularidad y la duración están tan estrechamente imbricadas en esta como la fugacidad y la posible repetición lo están en aquélla. Quitarle su envoltura a cada objeto, triturar su aura, es la signatura de una percepción cuyo sentido para lo igual en el mundo ha crecido tanto que incluso, por medio de la reproducción, le gana terreno a lo irrepetible. Atget casi siempre pasó de largo "ante las grandes vistas y antes las que se llaman señales características"; no así ante una larga fila de hormas de zapatos; ni tampoco ante los patios parisinos en los que desde la noche hasta la mañana se enfilan los carros de mano; ni ante las mesas todavía empantanadas y platos sin ordenar que están allí por cientos a la misma hora; ni ante el borde. de la calle"



Para ver más fotografías de Atget:

http://www.elangelcaido.org/fotografos/atget/atget.html

En las fotografías de Atget, se produce un desmantelamiento del aura de la realidad (como parece querer expresar Walter Benjamin) pero a la vez se crea un aura fotográfica. En alguna medida, consigue crear unos espacios donde la forma y la presencia son melancólicas. Sus composiciones tratan de profundizar en la propia esencia del medio al remitirnos a una nostalgia positiva donde se añora no sólo un tiempo sino unos valores y una figuración poética.
Sin embargo, la poética de Atget no va a perdonar sino muy al contrario es fruto de su propio desgarro personal, de su propia desgracia. Recordemos que durante los últimos años de su vida vivió miserablemente en París mientras deambulaba por las calles con su dolor y su talento, en busca de esas formas y esas presencias añoradas que interactuaran con su propio sufrimiento. Marisol Romo Mellid



Presentación de Razón de más, de Antonio Méndez Rubio




Antonio Méndez Rubio presenta su libro Razón de más este próximo martes 21 de Octubre el La Casa del Libro de Valencia a las 19:30 hs.

Presentan José Luis Falcó y Rosa Lentini
Editorial Igitur- Prólogo de Eduardo Milán


Algunos poemas de este libro:




Historia del daño


Las hojas transparentes,
las más embelesadas
me hacen daño.



En más deuda


Miro sin contestar lo que me has dado
y ahora es música ardiendo por el aire.
Corte limpio: demora. Nada menos
que esa ilusión: parece que el paisaje
lo cuidaran los muertos, nuestros muertos,
cuando sólo hay la luz para entenderlo.
Animales en celo. Esa danza,
que precede a la niebla, no tiene que
perdonarse. La luz ya se prepara
para el sueño diurno. Madrugada
de la consumación: la verás resonar
en más deuda que amor, en tierra clara.



Las cartas sobre la mesa

Lo que hay en el silencio
del que se hace memoria
es más mortal que tú. Y ya es decir.
Guárdalo, cuídalo. Es la llave invisible
con que los amos creen aparecer.
No conocen ni aclaran
la obligación de comprender.
El empedrado suda. El aire busca el aire.
La nada no es certeza. ¿Qué, pues? Hay
también la destrucción de las preguntas. En confianza:
tú los oyes, los miras.

Pero ni eso les sirve, nos sirve, de consuelo...







Árboles de dolor alumbras
madrugadas sin término
viviendo en la memoria
de este pulso desierto

un absurdo timón
hecho de barro



Antonio Méndez Rubio (Fuente del Arco, Badajoz, 1967), poeta y ensayista. Reside en Valencia en cuya Universidad es profesor de Comunicación Audiovisual. Participa en diversos colectivos de acción cultural y sociopolítica, como el Foro Social de las Artes o la Unión de Escritores del País Valenciano. Suele participar en actos poéticos y políticos, como la presentación del recital de Antonio Gamoneda en Valencia o del septuagésimo aniversario de escritores antifascistas.



Poesía

Llegada a Dublín, Valencia, Universidad de Valencia, 1988.
Fugitivo tesoro, Murcia, Carabelas, 1993.
El fin del mundo, Madrid, Hiperión, 1995.
Un lugar que no existe, Barcelona, Icaria, 1998.
Trasluz, Madrid, Calambur, 2002.
Por más señas, Barcelona, DVD, 2005.
Razón de más, Tarragona, Igitur, 2006.
Historia del daño (Selección poética 1986-2005), Valencia, Germanía, 2006.
Para no ver el fondo, Ediciones Idea, col. Atlántica, Tenerife, 2007
¿Ni en el cielo? (Editorial Azotes Caligráficos, 2008. Edición manuscrita con dibujos de Javier Fernández de Molina)



Otros géneros

Encrucijadas: Elementos de crítica de la cultura, Madrid, Cátedra, 1997.
Poesía y utopía, Valencia, Episteme, 1999.
La apuesta invisible: Cultura, globalización y crítica social, Barcelona, Montesinos, 2003.
Perspectivas sobre comunicación y sociedad, Valencia, Universitat de València, 2004.
Poesía 68, Madrid, Biblioteca Nueva, 2004. (entrevistas)
Poesía sin mundo: Escritos sobre poética y sociedad 1993-2003, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2004

Recitales de poesía con Salvem el Cabanyal



Recitales de poesía con Salvem el Cabanyal, 10 años de lucha y resistencia Valencia, Octubre y Noviembre

Comienza la 10ª edición de las Jornadas de Puertas Abiertas de Salvem el Cabanyal, un barrio sitiado y amenazado desde julio de 1998 por un proyecto de construcción de una avenida que partirá el barrio en dos y que supone la destrucción de 1651 viviendas.
La Plataforma Salvem el Cabanyal-Canyamelar mantiene todos los principios que ha defendido desde su creación hace 10 años y los va a seguir defendiendo. Por ello, con nuevas propuestas y los medios que estime convenientes, continuará defendiendo la paralización del Plan y de las expropiaciones en el barrio. Son 10 años de lucha y resistencia.

Arte, resistencia y participación ciudadana:

Entre las muchas actividades ciudadanas programadas para las X Jornadas de Portes Obertes, se celebrarán 3 recitales de poesía en diversas casas de los propios vecinos del barrio.

Tres sábados consecutivos (18 de octubre, 25 de octubre y 1 de noviembre) a partir de las 6.00 de la tarde. Participarán los poetas:

Laura Giordani, Arturo Borra, Antonio Martínez i Ferrer, Víctor Gómez, Begoña Pozo, Jorge Juan Martínez, Enrique Falcón, Álvaro Yebra, Agustín Linuesa, Sergio Castillo, Jesús González, Alicia Martínez, Lucía Boscá y Pedro Montealegre.


El Cabanyal-Canyamelar: B.I.C. en peligro de extinción

El Cabanyal-Canyamelar es desde el finales del XIX un barrio de Valencia, el barrio marinero de la ciudad de Valencia (España). Guarda todavía el sistema urbano reticular derivado de las barracas, antiguas viviendas típicas de la zona valenciana.
Una vez más asistimos a la eterna confrontación: entre la conservación del patrimonio o el "desarrollo especulativo" de una ciudad. Desde el siglo pasado los habitantes del Cabañal hemos vivido con la amenaza de la prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez, hasta que con la construcción de la estación de RENFE en la confluencia con la Avenida de Serrería, se creía que ahí se finalizaba la historia de una Avenida-Paseo, que tenía su inicio-final en los jardines de Viveros y su final-inicio en la estación de RENFE y en el barrio del Cabanyal. Era la tan deseada conexión de Valencia con los Poblados Marítimos.

No sólo se destruye un Conjunto Histórico con edificaciones centenarias tan emblemáticas como la Casa dels Bous y la Lonja de Pescadores, privando al pueblo valenciano de una de sus señas de identidad y de su contribución a la Cultura Universal, sino que se destruye también un modo de vida, de relaciones sociales y humanas, una cultura e idiosincrasia peculiar derivada de su relación con el mar, etc.

Para leer más sobre el Cabanyal y la plataforma:




Cada mañana...



Cada mañana una obstinación antigua
inviste las cejas de asombro;
todo abandona entonces su mansedumbre,
esa opacidad de materia resignada.

La sangre prefiere ignorar que es polvo
empapando con promesas de dicha las vértebras.

Las cosas parecen olvidar su aliento contenido:
su perfecta equidistancia con la muerte.

Laura.




Fragmentos del poema Escribir y un ghat de Chantal Maillard

Últimas imágenes del naufragio- Eliseo Subiela


escribir
todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir

¿para consentir?
escribir para rebelarse
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía
Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío


escribir
para des-esperar
por todos los que están
por todoslos que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des
apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto

escribir

¿y no hacer literatura?…

y qué mas da:
hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo

Escribo
para que el agua envenenada
pueda beberse.

Para escuchar el poema del que he extraído estos fragmentos, en la propia voz de Chantal:

Escuchar más poemas de Chantal:

Estos enlaces están copiados del blog Crítica y contracrítica poética.






Assi Ghat

El olor a zotal contra la neblina que oculta las orillas del Ganges. Campanas, gorriones, voces, sonido de chanclas que se arrastran. La mañana es turbia, y más suave, más llevadero el desarraigo entre tantos seres que adivino agitándose en lo concreto, afanándose en lo que son. Ésa es la diferencia entre este bullicio y el de nuestras ciudades occidentales donde cada uno tiende a lo que no es, cumpliendo ritos que le separan de los otros. Ritos que separan -los ritos mentales- frente a los ritos que congregan.
La soledad no es tanta aquí donde los ojos apuntan hacia fuera, directamente. En Occidente ya no sabemos mirar afuera sin dar el rodeo por ese falso adentro que es la mente. Por eso el afuera nunca ocurre dentro tal como se presenta, y es necesario recurrir a la filosofía de la representación.
Todo idealismo es consecuencia de una pérdida de inmediatez, es la sistematización del desdoblamiento especular, un diagnóstico de la enfermedad o la pérdida.
Sería recomendable el desmayo. Desmayarse un poco hacia dentro para dar paso, para abrir el cauce, para estrangular el innecesario meandro formado por la acumulación de sedimentos en la cuenca este del cerebro. No están solos. Son una comunidad unidos en el no-tener.
Unidos en el gran juego de la compasión, permitiéndoles, a los que tienen, su tenencia para que pueda repartirse, en las esteras dispuestas, el arroz, el dal, los buñuelos, las monedas. Todos en hilera, niños, viejos, tullidos, leprosos, sentados uno al lado del otro, enfundados en sus chales, en su no-ser-nadie siendo, sin embargo, tanto.







* Estos fragmentos de “48 ghats” pertenecen al libro de Chantal Maillard, Diarios indios (Pre-textos, 2005).
Los ghats son los escalones que descienden hacia el río Ganges donde los peregrinos se sumergen para limpiar su alma y donde, en las "ghats crematorios" se incineran los cadáveres.


Chantal Maillard


Chantal Maillard nació en Bruselas, Bélgica, en 1951. De padres belgas, se traslada a Málaga en 1963 nacionalizándose española cinco años más tarde.
Cursa estudios de filosofía y se especializa en religiones indias en la Universidad de Benarés, en La India, dedicando diez años de su vida a la enseñanza del yoga.
Publica su primer poemario en 1982, Azul en re menor; el segundo verá la luz ocho años más tarde obteniendo el Juan Sierra con el título La otra orilla.
Es Doctora en Filosofía pura y en 1990 comenzó a ejercer como profesora de Estética, Teoría de las Artes, y Filosofía Oriental, en la Universidad de Málaga.
Como ensayista destacan sus estudios sobre filosofía en general y sobre María Zambrano en concreto.
En 2004 obtiene el Premio Nacional de Poesía por su obra poética Matr a Platón.


Obras

Azul en re menor. Frigiliana: La Farola, 1982. Poesía.
La otra orilla. Coria del Río: Qüásyeditorial, 1990. Poesía.
Ganadora del Premio Juan Sierra 1990
El monte Lu en lluvia y niebla. Málaga: Diputación Provincial de Málaga, 1990. Ensayo.
Hainuwele. Córdoba: Ayuntamiento de Córdoba, 1990. Poesía.
Ganadora del Premio Ciudad de Córdoba 1990
La creación por la metáfora. Barcelona: Anthropos, 1992. Ensayo.
Poemas a mi muerte. Madrid: La Palma, 1993. Poesía.
Ganadora del Premio Ciudad de Santa Cruz de la Palma 1993
El crimen perfecto. Madrid: Tecnos, 1993. Ensayo.
La sabiduría como estética. Madrid: Akal, 1995. Ensayo.
La razón estética. Barcelona: Laertes, 1998. Ensayo.
Aguado González, Jesús. Semillas para un cuerpo. Soria: Diputación Provincial de Soria, 1998. Poesía.
Ganadora del Premio Leonor 1987
El árbol de la vida. Maillard, Chantal (ed.) . Barcelona: Kairós, 2001. Artículos.
Conjuros. Madrid: Huerga y Fierro. Editores, S.L., 2001. Poesía.
Filosofía en los días críticos Valencia: Pre-Textos, 2001. Ensayo.
Lógica borrosa. Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2002. Poesía.
Matar a Platón. Barcelona: Tusquets, 2004. Poesía. Ganadora del Premio Nacional de Poesía 2004
Hilos, 2007. Premio Nacional de la Crítica 2007 y Premio Andalucía de la Crítica 2008.

Un poema de Víktor Gómez



Un violín roto, decía León Felipe.
Un caballo azul, George Trakl.
Un extraño animal, invocaba Blanca Varela.

Yo no sé,
en estas aguas transparentes,
en esta ausencia de barro,
cómo no beber
el veneno de su claridad sin
morir al bien
que enjugazado se quedó,
que se queda embarrando
- como mi infancia en su quicio -

desde una orilla de asnos insomnes.
Porque hay aguas limpias
que son mortales
pero ningún niño se murió
jugando en la orilla barrosa.


Yo no sé como explicarlo.

Dedicado a Ana Espinoza y Julio Obeso


(Del inédito "Perfeccione lo inútil a lo inútil")





El árbol de las cometas muertas