Los poetas del 27 y la memoria histórica


La asociación de vecinos de Benimaclet invita al recital poético musical a cargo del grupo La Seiva, con dirección de Antonio Pérez:

Els poetes del 27 i la memòria històrica

Martes, 26 de Febrero a las 19:30 hs en el aula magna de la Universidad de Valencia

C/ Universitat, 2.



"Una excelente oportunidad de reencontrarse con nuestros clásicos urgentes, con la vitalidad de nuestros contemporáneos, con el gran Poeta Federico y otros hijos de la palabra y el relámpago que habitaron tiempos heridos. El Grup La Seiva garantiza una tarde necesaria y solaz. En la Universidad de La Nau, que tan atenta está a lo suficiente".


Víktor Gómez

Haikus de Ana María Espinosa

Del mar surgía
vegetal la tristeza
hacía el oeste.





El horizonte
es una línea antigua
que el sol inventa.





"Elogio del horizonte" de Eduardo Chillida


En el ocaso
reina un sol encendido
que se deshace.





Marca el camino
que la noche es oscura
y el abandono.






De este a oeste
mis ojos amarillos
no te abandonan.



"La poesía evolucionará como lo hacen todas las artes y se adaptará a las mil maravillas a los nuevos tiempos. De hecho ya lo está haciendo y quizá, a través de la imagen, llegue a más gente de la que habitualmente lo hace en la actualidad. Este es mi reto personal también, llevarla, extenderla, divulgarla, pues sin ella la humanidad está perdida, y hoy en día se están olvidando muchos valores necesarios para el respeto y la convivencia. Sólo el arte y el amor elevan al hombre por encima del hombre."


Ana María Espinosa, poeta jerezana cuya obra vibrante de color y música pueden visitar en el enlace a su blog:
http://pintandoversoslibro.blogspot.com/


(y porque la poética Ana está llena de color -colores meridionales- quiebro los rigurosos grises y sepias de mi página para darle una acogida a tono)



Acto de presentación del libro de poesía, "Pintando Versos" en Jerez de la Frontera. En el centro de la fotografía, la autora, Ana María Espinosa. A la izquierda, Sara Gutierrez de Editorial Tristana, y a la derecha, Víctor Gómez, amigo y poeta valenciano.



Escenificación multimedia de uno de los poemas seleccionados para esta presentación.

La nueva creación -Hugo Mujica



"La poesía es de todas las aguas claras la que se entretiene menos en los reflejos de sus puentes."

René Char


Desde la playa de la memoria el poeta otea hacia el mar de lo más propio: lo lejano, lo aún no suyo. Horizonte que le entrega la brisa que lo trasiega y le susurra, el viento que lo precede y empuja, el olvido de otras memorias soplando en todos los recuerdos, recordando para los que olvidan.

El poeta recuerda su origen y su recuerdo anuncia todo destino: rememora el paraíso perdido, el primer alba, el verdor prístino y lo naciente en lo ya nacido, la teofanía inaugural y fundante, la desnudez del deseo antes de amortajarse necesidad, la luz apagada en todas las sombras, el verbo anquilosado en cada sustantivo...

La fuente del instante que se hilará río en la linealidad de la escritura: recuerda su propio acto creador en el acto de crear, en ese acto que actualiza en el poema, que actualizándolo pierde, vela, nubla y hasta traiciona: espejo distorsionado de una trasparencia que recuerda al ver lo que la cubre y opaca, que recordándola la ve desfigurada en el espejo que ahora le sirve para reflejar nuevamente su anhelo de trasparencia, para volver a buscarla, para sumergirse allí donde no es lugar sino encuentro, donde nada hay salvo la búsqueda de nada, la búsqueda de nombrar esa nada: de hacerla ser en el ser de la palabra.

Allí donde sólo puede buscar lo que no espera porque no es lo ya encontrado sino lo por encontrar, lo por recibir: la novedad, la palabra nueva, la creación de otro mundo que brota desde ese punto de nada que lo habita y lo traspasa, que traspasándolo lo abre trascendencia: la creación de un mundo abierto y trasparente: el poema.

En lo hondo no hay raíces, hay lo arrancado: vacío que habita para escuchar, para decir, para volver a traicionar sin traicionarse: volviendo, confesando, sufriendo y otra vez volviendo a beber de su propia sed. Aprendiendo que es la copa vacía lo que permanece, no lo que vertimos en ella: la poesía, no el poema.

El poeta sabe de un vacío, de una fuente, de una plenitud de potencia, un rostro sin bordes, una palabra sin sonido... sabe sin conocer, conoce sin repetir, sabiendo que el silencio cobija como misterio lo que promete como donación, lo sabe custodiando el misterio como misterio: escuchándolo no para decirlo él, para custodiar el decirse del misterio, nunca para repetirlo o guardarlo: el poeta no escribe para llenar un vacío, escribe para mantenerlo abierto, lo escribe sin verborrea, como en filigrana: lo dice sin acallarlo.

Lo dice para hacerlo escuchar, para decir su origen: el escuchar como misterio del origen o la escucha como originante del misterio, de aquello que sin nosotros es para nosotros, que desde nosotros es para los demás.

Misterio también de gratuidad, de la insobornable gratuidad de aquello que nos busca con tal que lo esperemos, que nos habla con tal que escuchemos, que lo tenemos con tal que no lo poseamos.

Misterio de una caricia más que de un abrazo, misterio de la mano que no retiene, que apenas roza: del gesto que aprendió la despedida.

Hay palabras que cubren lo que nombran, son las palabras cotidianas, la charla, la habladuría. Otras desnudan lo nombrado, lo desvelan, son las palabras de los que piensan la hondura, o simplemente los que piensan lo que nombran; y hay palabras desde donde lo nombrado nace: es la palabra poética, la poesía.

Entre las orillas del pensamiento, por un lado, y el silencio, por otro, fluye el río de la poesía, abreva y fecunda de ambos. No se coagula en concepto, como aquél, ni calla como éste. Es río, murmullo: voz. Y es vida: fluye. Vida de vida: fecunda, da de beber a cada ser según su sed.

Realidad de la realidad, dice lo que la realidad calla, lo que los conceptos amordazan.

El poema muestra la mirada, no lo mirado; hace sonar la música, no el instrumento. Dice la palabra que no nombra otra cosa, que se dice ella misma como palabra: no la dice, la deja decirse dándole su voz para que en esa voz se diga la poesía: la palabra diciéndose palabra.Poesía: origen, poema: destino y, entre medio, la vida, la mediación y encuentro, cuando la vida no traiciona lo vital: la creación: la vida celebrándose y rebasándose vida.La creación genera creación, el origen destino.

El poeta escribe no lo que está escuchando al escribir sino lo que va dejando de escuchar, mientras, la poesía habla, y calla. La callan las palabras que escribe, porque es propio del origen estar siempre velado por aquello que origina. El origen es el sacrificio: el de la poesía por el poema. El poema es siempre su propia falta, su siempre abierto, su trasparencia hacia aquello que empaña.

El hálito que empaña es la vida que irradia: sacrificio del poema.El poema es el trazo de la búsqueda de la poesía. Casa y caza. Encuentro y exilio... y otra vez el poema.El poema recuerda y anuncia, anuncia y oculta, encuentra y pierde en la pérdida que engendra lo encontrado. Misterio creador, o creación de un misterio al que sólo se le avecina la contradicción: el poema: lo perdido en el acto de encontrarlo. Lo encontrado en el acto de plasmarlo: en el encuentro para otros: el poema y el lector: la nueva creación.




Hugo Mujica nació en Buenos Aires, 1942.
Sus estudios abarcan Bellas Artes, en Buenos Aires y U.S.A. Filosofía, en U.S.A. Antropología filosófica, en Buenos Aires y Teología, en Buenos Aires y Francia. Desde 1962 a 1970 residió en U.S.A. Desde 1974 a 1975 lo hizo en Francia y otros países europeos.
Su andadura durante unos años como artista plástico, su permanencia durante siete años en un monasterio trapense entregado al silencio, y su entrega a la creación poética, no hacen sino enriquecer la obra de este autor complejo en su simplicidad.

Sed adentro - Hugo Mujica





La boca abierta bajo la lluvia
---------------------------y el agua buceando el alma.

Sed adentro
hasta donde el mar se seca noche,
---------------------------hasta donde la sed amanece playa.


Hugo Mujica

La casa del lobo -un poema de Arturo Borra





Jugamos al lobo en una casa abandonada.
El lobo se esconde
las ovejitas corren risueñas
por los suelos de arena y lodo.
Sentimos cosquillas nerviosas que nos persiguen
para atraparnos
----------------y tener que ser
lobos abandonados en la casa de juegos.

Pero todos se fueron -hasta el techo se fue.
Soy un lobo ladrando al lodo.
Con un aullido llamo a papá mamá
pero todos se fueron de este juego de lobo malo
se llevaron hasta el juego sólo dejándome
la soledad de casa abandonada.

Soy la díscola ovejita de papá mamá.
“En este casa hay que abandonar el juego”
aullaron entre crucifijos rotos.
---------------------------------Yo no entiendo
esta tristeza mala como el lobo que muerde mis costillas
jugando su abandono de casa desierta.

Tengo mis berrinches de animal triste
la noche me contagia su negritud
la casa juega al abandono.
Berreo dolor de cuarto sin luz temiendo
que el lobo no me vea
por confundirme con la noche.

De la desobediencia del berrido nace
un aullido asustado de niño lobo.
Regresan
----------las cosquillas
-----------------------los colmillos grandotes
la amenaza certera que me esquila.
“No estamos jugando niño”
me ladra el doctor que diagnostica vagancia crónica
y receta pastores que salven de los lobos
y ordenen la casa de juego abandonado con perros guardianes
afanosos de encaminar con mordiscones.

Ay me duele todo el cuerpo
---------------------------todo el alma
hasta mis colmillos diminutos chirrían
en este no saber
-----------------qué hacer con el barro
manchando mi lana de llanto y noche.
Los recetarios naufragan como barquitos en la lluvia
tu problema es
la memoria de los lobos van tres pastillas amnésicas
es la casa abandonada ocho anestesiantes
el juego cien somníferos
----------------------------pero no hubo
amnesia anestesiante somnífera
y jugamos hasta con los perros a habitar
la casa con lobos y ovejas de mentirita
jugamos a jugar la vida sin aullido ni rabia ni berrido
sin mordiscones ni pastoreos a la orden
de lobos otros más fuertes más inmensos más lobos
esquilando mis lanas.

Poema de Antonio Gamoneda



La luz hierve debajo de mis párpados.

De un ruiseñor absorto en la ceniza,
de sus negras entrañas musicales,
surge una tempestad.

Desciende el llanto a las antiguas
celdas, advierto látigos vivientes
y la mirada inmóvil de las bestias,
su aguja fría en mi corazón.

Todo es presagio.

La luz es médula de sombra: van a morir los
insectos en las bujías del amanecer.

Así arden en mí los significados.